Fracaso escolar en el entorno del Campo de Gibraltar

Averiguar las causas del fracaso escolar en apenas tres semanas de prácticas es una tarea muy difícil de abordar. Con este pequeño estudio trato de contextualizarlo en el entorno del campo de Gibraltar.

domingo, 29 de mayo de 2011

Repetición de Curso

La repetición de Curso, ¿posibilidad o deber?

Es posible que un indicador de la dificultad para aprobar la ESO es la creciente repetición de curso en los últimos años. Se ha incrementado a medida que se extendía la ESO, alcanzando en la última promoción la mayor cifra de repetidores (42,6%), una cifra que prácticamente empata la tasa de repetidores que había entre los estudiantes de 15 años en el curso 1994-1995 (42%). ¿Se debe este grado de repetición a un alto nivel de exigencia en la ESO?

Los jóvenes que están en el curso que les corresponde a los 15 años sacan puntuaciones tan buenas como los mejores países del mundo (estarían en la posición sexta, tras Japón). Por tanto, los resultados bajos en España, por ejemplo, no tienen tanto que ver con que sea bajo el nivel de exigencia en la ESO, sino que son muchos los alumnos que no superan dicho umbral (casi un 40%).

Sin profundizar en un debate sobre la repetición de curso, cabe decir que es una práctica escolar costosa y poco exitosa. Es costosa, pues sale más caro repetir por completo un curso que reforzar las materias en las que el rendimiento no es bueno. Y es poco exitosa, pues la proporción de abandono escolar es alta entre los repetidores, debido al estigma, que puede hacer que tanto los profesores como los estudiantes se esfuercen menos en mejorar el rendimiento. Esto se debe a que la comprensión del fracaso escolar como problema individual lleva a interpretar que los alumnos que repiten curso realmente no son “buenos” alumnos, y, por tanto, ni profesores ni estudiantes se esfuerzan por mejorar. Empíricamente no hay evidencia clara de que la repetición mejore el rendimiento de los alumnos (Roderick 1995; Jimerson y otros 2006).

Los países con mejores resultados educativos casi no emplean este procedimiento. El debate, por tanto, no debería centrarse en repetición frente a promoción automática, sino más bien en la posibilidad de intervenciones educativas eficaces avaladas por resultados empíricamente contrastados, como señalan Jimerson y otros (2006) o Benito (2007).

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