Fracaso escolar en el entorno del Campo de Gibraltar

Averiguar las causas del fracaso escolar en apenas tres semanas de prácticas es una tarea muy difícil de abordar. Con este pequeño estudio trato de contextualizarlo en el entorno del campo de Gibraltar.

martes, 19 de abril de 2011

el confidencial.com publica un articulo el 23.02.2011 relacionado con el fracaso escolar.

María Calvo Charro - 23/02/2011
El último documento PISA 2009 nos ha dejado una vez más el amargo sabor del fracaso y la mediocridad en el mundo escolar español. Existe además un dato llamativo y evidente que aparece de forma reiterada en todas las estadísticas pero que los responsables de la educación parecen ignorar totalmente: el fracaso escolar en nuestro país constituye una problemática principalmente masculina. El chico tipo está un año y medio por detrás de la chica tipo en lo que se refiere a leer y escribir; está menos comprometido en el colegio; su comportamiento es peor y es más improbable que acabe realizando estudios universitarios.

Los chicos presentan tasas de fracaso escolar más elevadas que las de las chicas en todos los tramos educativos. Según datos del informe de La Caixa Fracaso y abandono escolar en España 2010, el 41% de los chicos de 15 años tiene alto riesgo de fracaso frente al 29% de las chicas.

En 2010, según el informe Panorama de la educación Indicadores de la OCDE 2010, se graduaron de la ESO un 67% de chicos frente a un 80% de chicas. Entre los alumnos que consiguen acabar la ESO, existe otra diferencia: en concreto, un 26% de las chicas habrá repetido algún curso, mientras que, en el mismo periodo lo habrá hecho un 49% de los chicos. De nuevo se mantiene la proporción, por cada alumna que ha necesitado repetir curso, habrá dos alumnos repetidores.

El estudio Asimetría negativa masculina en el fracaso escolar (2010), realizado por el Instituto de Estudios del Capital Social (INCAS), de la Universidad Abat Oliba CEU, señala que los chicos fracasan un 57% más que ellas.
Los varones son los grandes perjudicados en este empeño por considerar idénticos a ambos sexos en la escuela

En cuanto al acceso a la Universidad,  el informe del Ministerio de Educación Datos y Cifras del sistema universitario. Curso 2010/2011, muestra cómo en la selectividad del 2009 aprobaron un 56,4% de mujeres frente a un 43,6% de varones.

Los varones están en crisis desde el punto de vista educativo. En contra de lo que infundadamente piensa la mayoría de la sociedad y como demuestran los estudios, lejos de aparecer tímidas y desmoralizadas, las alumnas de hoy ensombrecen a los chicos. Consiguen mejores calificaciones. Tienen aspiraciones educativas más altas. Siguen programas académicos más rigurosos y participan en clases de alto nivel en mayor porcentaje. Muchas más chicas que chicos estudian en el extranjero. En el lenguaje técnico de los expertos, ellas se comprometen más académicamente. El fenómeno afecta por igual a todas las enseñanzas y ciclos. Es una realidad que se da en todo el territorio nacional, independientemente del color político de los diferentes gobiernos autonómicos y que trasciende nuestras fronteras. Sin embargo, las Administraciones educativas no parecen ser conscientes de esta problemática y de las consecuencias que puede provocar en un medio plazo.

Segunda clase de hombre

A principios de los años 90, el periódico londinense The Times advirtió de la posibilidad de dar lugar a una segunda clase de hombre, sin habilidades y sin empleo. También el Economist se refirió a los chicos como “el segundo sexo” del día de mañana. La revista Business Week, en mayo de 2003, publicó un preocupante artículo, How the educational system bombs out for boys, sobre cómo los chicos están siendo marginados por el sistema educativo, frente a unas chicas que, en igualdad de edad, los superan en capacidades. Le Monde de l´Education señaló recientemente la preocupación de los sectores educativos por la inadaptación de los chicos. 

Judy Kleinfeld, profesora en la Universidad de Alaska, ha dedicado varios años al estudio de este fenómeno. Según sus investigaciones las niñas tienen bastante claro a qué quieren dedicarse en la vida y se esfuerzan desde pequeñas por conseguirlo. Sin embargo, los chicos están desnortados, sin ambiciones, ni ilusiones claras que les marquen o determinen su comportamiento y esfuerzo durante la juventud: "The girls are driven; the boys have no direction". Para encontrar solución a esta desorientación masculina Kleinfeld ha organizado un proyecto de ámbito nacional, “The Boys Project”, en el que trabajan investigadores y educadores de la talla de Sandra Stotsky, Michael Thompson y Richard Whitmire. Su objetivo: elevar la autoestima de los chicos y ayudarles a convertirse en hombres capaces de alcanzar las metas que se propongan con plena seguridad y confianza en sí mismos.

El Gobierno federal de los EEUU, desde 2004  ha mostrado un especial interés por la problemática específica de los chicos en edad escolar, adoptando diversas iniciativas al respecto.

En Inglaterra, impulsado por el Gobierno, se desarrolló el “Raising Boys’ Achievement Project” (2000-2004) con el fin de impulsar el rendimiento académico de los muchachos  muy inferior al de las niñas en los colegios británicos.

En Australia, el Gobierno Federal puso en marcha en el 2006 “The Success for Boys project”, un programa para ayudar a los profesores a comprender mejor a los muchachos y enseñar técnicas de docencia y aprendizaje más adaptadas a las capacidades y estilos masculinos. 

En España, sin embargo, se ignora la existencia de un fuerte componente sexual en el fracaso escolar. Es un aspecto del que nunca se habla pero que los docentes viven diariamente. Se barajan otras muchas variables, la edad, la raza, el nivel económico, pero la variable relativa al sexo se ha extirpado de nuestros datos porcentuales. En consecuencia, no hay ninguna actuación para darle solución, ni experimental, ni administrativa. 

Otras realidades 

Este asunto se suele despachar en la mayoría de las ocasiones con la idea simplista de que las chicas son más estudiosas, pero lo cierto es que detrás de los datos de fracaso escolar masculino se esconden otras realidades psicológicas y sociales que son absolutamente despreciadas e ignoradas actualmente por los responsables de la educación. Como afirma Donna Laframboise, en relación con las niñas todos estamos pendientes de los fallos del sistema educativo, del acoso en las escuelas, de la falta de estimulación de los padres, de los roles y estereotipos que la sociedad les impone. Pero en el caso de los niños se les echa la culpa a ellos de su propio fracaso no a las circunstancias, al modelo educativo o a la sociedad. 

El 90% de los docentes no son conscientes de las diferencias entre niños y niñas en intereses, aficiones, prioridades, formas de pensamiento, movimiento y comportamiento, ideales, maneras de jugar y de expresarse…
Los varones son los grandes perjudicados en este empeño por considerar idénticos a ambos sexos en la escuela. Necesitados de mayor movimiento, más independientes y curiosos acerca del espacio que habitan y las cosas que hay en él, los niños, quieren tocar, armar, desarmar, las manos se vuelven una extensión de sus ojos conforme descubren por sí mismos el mundo de las cosas, con la asistencia de su especializado hemisferio derecho. Construyen chozas, fuertes, estaciones espaciales, les gusta explorar, provocar, tensar la cuerda, la acción, la confrontación, que se les planteen retos que superar y metas a las que llegar los primeros…El suyo es un mundo de acción, exploración, competición, movimiento y objetos. Pero en la escuela le piden que se siente quieto, callado, que escuche, que no moleste y que ponga atención a las ideas como lo hacen sus compañeras de clase femeninas; todo lo cual, de hecho, son cosas que su cerebro y su cuerpo le piden no hacer. Algunos llegan a sentir aversión a la escuela y  acaban abandonando los estudios. 

El 90% de los docentes no son conscientes de las diferencias entre niños y niñas en intereses, aficiones, prioridades, formas de pensamiento, movimiento y comportamiento, ideales, maneras de jugar y de expresarse…O no aplican medidas adecuadas, exigiéndoles lo mismo, de idéntica forma a niños y niñas, en el mismo tiempo y pretendiendo obtener una misma respuesta por parte de ambos sexos como si fueran idénticos e intercambiables. Lo que resulta sencillamente imposible y frustrante, tanto para el profesorado como para los alumnos.

Los chicos españoles son cada vez más analfabetos que las chicas. Tienen problemas pero nadie sabe a qué se deben o cómo abordarlos. Los planes de igualdad en las escuelas no hacen sino ahondar aún más en una postura radicalmente errónea que pretende negar unas características propias a los varones y que les impone un “ideal femenino” en las aulas, en especial, en un sistema escolar como el actual en el que el 96% del profesorado en infantil y primaria está constituido por mujeres. 

Nuestro sistema educativo está dando a los chicos mucho menos de lo que merecen académicamente hablando. Es necesario que los poderes públicos y las administraciones educativas se quiten la venda de los ojos y reconozcan la existencia de unas diferencias sexuales en el aprendizaje que están siendo despreciadas, provocando un elevadísimo fracaso escolar masculino. De otro modo, nuestros muchachos se frustran, reducen su nivel de aspiraciones, piensan que estudiar es “cosa de chicas” y en ocasiones se hacen notar por medio de los excesos de violencia que llenan últimamente las páginas de nuestros periódicos. 

Nuestros muchachos no necesitan medicamentos contra la hiperactividad, psicopedagogías liberadoras, políticas de género o planes de igualdad que los rescaten de su masculinidad. Lo que necesitan son enormes dosis de comprensión y un sistema de enseñanza que se adapte a sus peculiares características y a sus tareas vitales específicas.

*María Calvo Charro es  profesora de la Universidad Carlos III de Madrid y presidenta de EASSE-España

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